Estamos, sin lugar a dudas, ante uno de los locales más singulares de la ciudad condal. Empezando por su nombre, Ocaña, que rinde homenaje al icono transgresor de la Transición, José Pérez Ocaña, por su excelente ubicación, y por lo teatral de su decoración, en donde está cuidado hasta el más mínimo de sus detalles. De hecho, el increíble suelo de madera del exterior de la cocina fue recuperado de una iglesia del siglo XVI cerca de León. Y es que Joaquima Laguna, dueña del Ocaña y coleccionista de antigüedades, ha decorado el local con banquillos de Bavaria y grandes lámparas de araña diseñadas por Dominique y Didier Pic, de Les Pic Original.
Asimismo, sus diferentes espacios, como el Apotheke Cocktail Bar, o el Restaurante cuentan con ciertos aires árabes. Y es que su cocina bebe del lejano oriente a la hora de darle una nueva dimensión a los platos que se sirven en el Ocaña. Su chef, el genial Jordi Angli, prepara platos basados en productos locales, frescos, actuales y muy sanos. Entre sus especialidades podrás probar la versión actualizada del suquet, hecho con guisantes en lugar de patatas, su ya famoso “shakshuka” y el delicioso steak madurado durante 21 días. No debes dejar de visitarlo por la noche, donde la música y sus excelentes combinados, te transportarán a una Barcelona nocturna en la que todo puede pasar.
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